La cocina como espacio social
La cocina ha sido tradicionalmente el espacio donde la familia come, se reúne y dialoga. Al mismo tiempo la cocina, como espacio en constante uso y evolución, ha sido un importante bastión de modernidad que se ha adaptado a las distintas necesidades sociales. La mayor parte de los materiales de los que se han hecho los utensilios de la cocina durante el siglo XX, fueron desarrollados en la búsqueda de otros caminos como el armamento de guerra o la carrera espacial.
Los avances tecnológicos que tuvieron lugar entre 1920 y 1940 lograron que la cocina se convirtiera en una suerte de laboratorio y siguiera siendo el centro de la vida doméstica. El concepto de la “Nueva Cocina”, vio su máxima expresión en la Cocina de Frankfurt (1926 -1927) diseñada por Margarete Schütte-Lihotzky como un encargo del gobierno alemán que luego de la primera guerra mundial, se encaminó a la realización de viviendas y cocinas funcionales para los obreros. De ahí el concepto de cocina integral.
Pero además del espacio bien organizado, higiénico y funcional, comenzaron a diseñarse –y a salir al mercado- una serie de artefactos que consiguieron la eliminación de gran parte del trabajo manual en las tareas domésticas. Los electrodomésticos vinieron a elevar la calidad de vida en el hogar.
En un principio, los altos costos de estos aparatos los hicieron poco accesibles al común de la gente, sin embargo con el tiempo y los logros de la estandarización y la producción en serie, estos artefactos se convirtieron en parte esencial de la vida doméstica.