Lo esencial para el juego
Tal vez el principal atributo que ha hecho que el futbol sea el deporte más popular de nuestros tiempos es la facilidad para jugarlo prácticamente en cualquier entorno y circunstancia, ya sea en una habitación, en la calle, con una lata vacía o una bola de trapo. Sin embargo, cuando nos referimos al futbol reglamentario, aun siendo también una actividad de gran simpleza, son algunos más los elementos que se deben considerar para practicarlo formalmente.
Por principio de cuentas se requiere de un terreno de juego, el cual debe medir 70 metros de ancho por 100 de largo. Lo siguiente a considerar es el factor humano, que es la verdadera esencia del balompié: dos equipos con un máximo de 11 jugadores en la cancha cada uno, todos con el equipamiento básico que incluye uniforme, espinilleras y zapatos con tachones o tacos, como se les conoce en México. Los participantes se distribuyen en posiciones y aunque ninguna es más importante que la otra, suele ponerse más atención en el portero, que es el que evita los goles, y en el centro delantero, que es el que los anota. De entre los once se escoge a un capitán, quien tiene la facultad de dialogar con el árbitro, el único personaje que puede impartir justicia en el campo apegándose al reglamento oficial. Cada equipo debe contar, además, con un entrenador, que es quien planifica la estrategia a seguir en cada partido.
Pero aún falta lo más importante: esa esfera de 68 centímetros de circunferencia que corre por el césped o vuela por los aires y que se conoce como balón. A este vital elemento alguien lo definió muy bien: El balón es tan perezoso que casi siempre se introduce en la portería más cercana. Y a eso se le llama gol, el sentido máximo del futbol; el auténtico fabricante de figuras, lo que hace estallar en júbilo a la afición y allanar el camino hacia la conquista de los trofeos.