Las esferas
El origen de las esferas en los árboles de navidad se le atribuye a San Bonifacio, quien colocó manzanas que con el tiempo fueron sustituidas por esferas.
El color de cada una representa una oración repetida durante el adviento. Rojo: una petición; azul: arrepentimiento; plateado: agradecimiento; dorado: alabanza. Figuras que además de decorar durante esta temporada, nos recuerdan las virtudes que elevan el espíritu.
En México, dos pueblos mágicos elaboran las esferas y las elevan a categoría de artesanía con la técnica del vidrio soplado: Tlalpujahua en Michoacán y Chignauapan en Puebla.
Tlalpujahua es un pueblo en el que se extraían metales preciosos, pero tras el declive de la minería en los años treinta, estuvo a punto de convertirse en un pueblo fantasma, hasta que la actividad de elaboración de esferas le devolvió su razón de ser. Desde luego que noviembre y diciembre son los mejores meses para visitarlo, si se quieren adquirir esferas a precios mucho más reducidos que en los mercados de la ciudad. Lo más recomendable es visitar las casas y los talleres de los artesanos entre semana, ya que los sábados y domingos salen a vender a las tiendas.
Chignauapan es un pueblo encantador a 19 kilómetros al sur de la poblana Zacatlán de las Manzanas donde se producen más de sesenta millones de esferas al año. Es famosa la imagen de la Virgen de Guadalupe de 12 metros de altura, además de la Parroquia de Santiago Apóstol con sus retablos barrocos y la Iglesia del Honguito, llamada así por la imagen del Cristo crucificado plasmada en un hongo petrificado. Aquí se encuentran más de 100 talleres de elaboración de esferas, generados a partir de las enseñanzas de Don Rafael Méndez Núñez.