El Brasier: Prenda íntima sensual y funcional
El origen del brasier no es todavía del todo certero. Algunos historiadores le atribuyen la creación del sostén a Hermine Cadolle, una mujer francesa que empezó a diseñar ropa interior con la que soñaba en 1889, otros a Pierre Poiret, quien realizó los primeros patrones de esta prenda en su taller parisino, o a Mary Phelps Jacobs, quien con dos pañuelos de seda, un pedazo de cordel y un listón creó el Backless Brassiere en 1914 para un vestido de fiesta.
Las medidas de los brasieres eran estándar hasta que a Ida Rosenthal, una inmigrante rusa que residía en Estados Unidos, crea las tallas y las copas fundando la compañía Meidenform en 1928, haciendo resaltar la figura femenina sin importar la edad.
En 1939, la llegada del nylon le dio un giro al brasier, revolucionando el diseño de esta prenda interior y volviéndola un elemento indispensable en el guardarropa femenino. Muchas mujeres aprobaron este invento, ya que antes tenían que sufrir ajustados corsés metálicos poco atractivos.
Durante la década de los sesenta, las mujeres quemaron su brasieres como señal de protesta en contra de la opresión de los hombres y a favor de la libertad sexual. Cuando a Ida Rosenthal le preguntaron acerca de esto, ella respondió: “Toda persona tiene derecho a vestirse o desvestirse, pero a partir de los 35 años la mujer no tiene figura para prescindir del sujetador. El tiempo está a mi favor”.
Y el tiempo le dio la razón, en 1967 se lanzó la primera campaña en televisión publicitando el brasier. A finales de la década de los ochenta se introdujo el encaje elástico, en el año 2000 se inventó el airbra y el wonderbra, relleno de aire para aumentar el volumen.
El diseño ha evolucionado y se ha diversificado en varios modelos, entre los que podemos encontrar los especializados en tonificar, para agrandar o achicar el busto, para lucir un escote, con broche adelante, atrás o al lado, con o sin varillas. Grandes diseñadores se han sumado a las filas para trazar esta fina prenda que a lo largo de la historia se ha posicionado como funcional, glamorosa y sensual.
Adaptación del texto original de la exposición Nostalgia de lo Cotidiano, del Museo del Objeto del Objeto.
