He estado en confinamiento desde el 18 de marzo, viviendo en un lugar que, conforme va pasando el tiempo, donde cada vez es más desagradable vivir, llenándome de ataques de ansiedad por el espacio y el lugar en sí. Incómoda con un vecino que cree que a la gente le gusta escucharlo tocar y que desafortunadamente vive enfrente del departamento en el que estoy, subir 4 pisos con cubrebocas simplemente es mortal, frustrada porque cuando nos podíamos mudar se nos pusieron trabas, etc.
Afortunadamente mi esposo y yo estamos bien, nuestros familiares y amigos también, y la vida sabe por qué hace las cosas, en diciembre nos hicimos de un nuevo miembro de la familia, que sin ella, nuestra estabilidad emocional estaría por los suelos.