Mujeres Impresoras

Mujeres Impresoras

Aunque hoy en día las mujeres participan en todas las actividades profesionales al igual que cualquier hombre, hace menos de cien años su papel aún se veía reducido únicamente al de madres, esposas o monjas. Su registro en el campo laboral en siglos anteriores al XX es prácticamente nulo, sin embargo, hoy recordamos a esas mujeres que desde la Colonia, desempeñaban una importante labor en nuestro país, la impresión.

Los talleres de impresión, lugares de producción y edición de libros, periódicos, publicidad  y demás publicaciones fueron escenarios donde muchas mujeres desarrollaron una vida laboral exitosa, de la que hasta ahora poco se sabe. La mayoría de ellas eran viudas e hijas de impresores que heredaron el negocio familiar y lo continuaron para mantener a sus familias, sin embargo existieron aquellas que decidían no casarse y dedicarse enteramente al oficio. A las pocas que se les menciona en los pies de imprenta siempre aparecen a nombre de sus difuntos maridos como “Viuda de…”, y casi ninguna aparece con su nombre de pila, sin embargo se sabe que los talleres quedaron a su cargo por documentos legales como testamentos, o permisos de divulgación de ciertas obras que fueron solicitados por ellas.

Entre documentos, retratos y algunos grabados, se ha podido conocer su participación en todas las tareas de los talleres, desde la corrección y cotejo de pruebas de texto y la composición tipográfica, hasta la fundición de tipos, la elaboración de tintas, y por supuesto la administración de los talleres, elaboración de contratos y distribución de ejemplares. Recordamos, por ejemplo a María Francisca y María de Rivera Calderón quienes llevaban la Imprenta Real del Superior Gobierno en 1750. Su taller destacaba por la calidad de sus impresos y la gran cantidad de trabajos que se realizaban en este, eran una fuerte competencia para la Imprenta del Colegio de San Ildefonso y el famoso taller de Bernardo de Hogal. El éxito de esta imprenta termino con el fallecimiento de Doña María de Rivera diez años más tarde que su hermana, por lo que podemos concluir que el negocio dependía enteramente del trabajo de ellas.

Para finales del siglo XIX, la presencia de las mujeres en la prensa se hizo mucho más notoria no sólo en la impresión, sino también en el desarrollo de contenidos. Tal es el caso de Herculana del Villar, quien se encontraba al frente de una de las editoriales más importantes en México.

Les mostramos algunas fotografías de mujeres que se encuentran en nuestra colección, destacando que no era de buen gusto retratarlas trabajando, ni realizando ninguna labor, por lo que siempre las encontramos en actitudes pasivas y serenas, sin mayor actividad, sin embargo, hoy en el MODO, recordamos la dedicación de las impresoras y su contribución a la divulgación de información, ideas y cultura de su época, que ha llegado hasta nuestros días gracias a su trabajo.

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