El Circo

El Circo

“Es preciso confesar que el espectáculo […] ofrece todo lo que hay de más prodigioso en la fuerza, en la destreza, en la paciencia y en la habilidad del hombre. Animales que casi hablan, hombres que casi vuelan, mujeres que… Pero dejémoslo; es necesario verlo para tener alguna idea de lo que son aquellas cosas que parecen sueños fantásticos.”[1]

 

Desde sus orígenes, ha sido un espectáculo popular, aunque en sus diferentes formatos ha sido también el entretenimiento propio de las élites, el circo tiene la característica de atraer a la población en general.

La historia del circo se remonta a la antigüedad clásica, donde los espectáculos callejeros e itinerantes contaban con actos muy similares a los contemporáneos, por ejemplo: acróbatas o malabaristas. Es importante mencionar que lo que conocemos como “circo romano” es muy diferente al espectáculo al que nos referimos hoy, ya que en aquel lugar se llevaban a cabo las carreras de caballos y coches, pero de la misma forma, eran espectáculos populares.

Durante la Edad Media, el espectáculo callejero se fue sofisticando y los espacios en los que estos se realizaban, así como los mismos actos, fueron siendo de más calidad. Aparecen las carpas, facilitando la elaboración de escenarios y escenografías que le daban a las presentaciones un toque de misterio y magia que se convirtió en un atributo del circo. La carpa es el espacio para un mundo fantástico que se desarrolla a la par de la realidad y que cada vez nos sorprende más.

El circo llega a México proveniente de España, pero fue hasta el siglo XIX cuando tomó las características con lo que lo conocemos hoy, influenciado por el circo europeo y el estadounidense, incluyó acróbatas, contorsionistas, números con animales y todos los actos circenses que reconocemos. El primer circo mexicano aparece en 1841 y era conocido como el Circo Olímpico de José Soledad Aycardo, se mantuvo por 25 años e impulsó la aparición de más circos en el país.

Uno de estos fue el Circo Atayde, cuya primera función fue el 26 de agosto de 1888 en Mazatlán, Sinaloa. Hacia finales de siglo, el circo anunciaba entre sus atracciones, la luz eléctrica y música en vivo. Este circo ha sido testigo y protagonista de la historia de este espectáculo en México y es por esto que hoy lo recordamos con objetos de nuestra colección.

 

 

[1] https://revistabicentenario.com.mx/index.php/archivos/el-circo-en-mexico/

 

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