De la guerra a las tiendas
En el siglo pasado cuando las grandes marcas de desodorantes, perfumes, etc., comenzaban su historia con productos de cuidado femenino usaron las guerras mundiales para llegar a un público distinto y crearse clientes, una estrategia que podemos ver en la historia de Old Spice y Gillette.
Old Spice fue creada por William Lighfoot Shultz en el año de 1934. Su nombre proviene del “jarrón con pétalos de rosas y otras especias” que utilizaba la mamá de William para perfumar la casa. Su primer público fue la población femenina pero logró llegar a los hombres gracias a la Segunda Guerra Mundial donde la producción de la fragancia fue destinada a los soldados, quienes al volver a casa quisieron seguir oliendo como en la guerra: a las colonias, a mar, a barco, a madera.
A la par que la imagen del hombre ha ido cambiando los cosméticos lo han hecho también, como muestra es eslogan de ésta marca quienes al principio usaban barcos famosos como y ahora solo usan velas, la botella antes de cristal con letras grandes ahora de plástico en barra y aerosol. Otro ejemplo es el rastrillo de la marca Gillette.
En la última década del siglo XIX un vendedor y viajero se daba cuenta de lo poco práctico que resultaban las navajas para afeitarse sobre todo cuando iba en tren, así que se imaginó algo mucho más fácil y rentable además de desechable: un rastrillo. Aunque la tecnología de aquel entonces no permitía hacer navajas tan delgadas, pequeñas y afiladas logró su cometido al cabo de unos años. Nuestro vendedor era King Camp Gillette, que fundó la Gillette Safety Razor Company en 1902, su creación inicial tenía solo una hoja afilada y desechable. Llegada la primer Guerra Mundial ofreció el suministro de máquinas y hojas de afeitar a todos los hombres que estuvieran enlistados en las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos. Al finalizar ésta fueron entregadas alrededor de 3,5 millones de máquinas y cuchillas.