Ferrocarril los caminos de México

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En este espacio hemos hablado de distintos tipos de transportes, desde el avión hasta la bicicleta describimos y te contamos cómo se crearon, cuál es su uso y las historias que ligan a estos objetos, pero hoy traemos para ti todo lo relacionado a una máquina que tiene que ver mucho con nuestro país,  aquí se construyeron una gran cantidad de sus caminos y fue tan importante  que se le considera protagonista en movimientos históricos, como la revolución, hablemos del ferrocarril.

 

Las primeras vías que se colocaron en nuestro país fueron parte del sueño de crear un camino que uniera Veracruz a la capital mexicana, sin embargo  fueron sólo 13 kilómetros los que se inauguraron en 1850. La historia del ferrocarril comenzó años atrás cuando en 1837 el presidente Anastasio Bustamante diera el banderazo para la construcción de la línea Veracruz- México que costaría aproximadamente unos 6,500,000 pesos, sin embargo, pasó mucho tiempo para que finalizaran los trabajos en vía, específicamente se concluyeron en 1872.

 

Finalmente en  1873 el ferrocarril partió de la ciudad de México con destino al puerto, el presidente Sebastián Lerdo de Tejada  fue partícipe del viaje. La familia a la que se le otorgó la concesión del proyecto declaró que se había vuelto una manía la construcción de un ferrocarril, desde que este se fabricó en Europa.

 

El camino estaba trazado para estas máquinas, la idea era expandir las líneas ferroviarias en todo el país y para este fin se necesitaban inversionistas que al ver el éxito obtenido no dudaron en ser partícipes del proyecto, creando así en 1880 Ferrocarril Central Mexicano, que demostraron su ambición creando la línea Ciudad Juárez- Ciudad de México.

 

Esta asociación contaba con inversionistas estadounidenses, franceses y mexicanos que en sus inicios aportaron gran desarrollo al periodo porfirista, distinguiendo a México como un país en vías de crecimiento. La línea Chihuahua-Ciudad de México fue la reafirmación de esto. En 1883 esta vía cruzaba Aguascalientes y Zacatecas para finalmente en 1884 llegar a la capital.

 

Entre las ventajas de un nuevo transporte en el país se encontraban la reducción de tiempos, la carga que podría transportarse era mucho mayor, los costos de pago por viaje reducían y el intercambio de productos de origen se elevó, pues en muchas ocasiones antes del ferrocarril productos de procedencia animal o vegetal no llegaban en buen estado.

 

Las ventajas que obtuvieron los mexicanos no pararon ahí, pues el ferrocarril fue una pieza clave en la Revolución Mexicana, donde este objeto se convirtió en aliado al transportar a personajes de la talla de Francisco Villa y sus tropas, reduciendo en tiempo los movimientos estratégicos y sorprendiendo a sus adversarios, además, algunos vieron las ventajas de ganar al truncar las vías y detener a los militares en puntos claves. Sin embargo todo esto cobró un precio caro,   la creación de nuevas máquinas y caminos fue detenida, al tiempo la revolución acabó con la gran mayoría de avance en el sector comunicación del país, debido a que muchas líneas férreas fueron arrancadas para crear utensilios bélicos.

 

La revolución alejó a los inversionistas extranjeros, dándole oportunidad a los nacionales de crear las primeras máquinas y vías post revolución, la dolorosa pérdida de las principales líneas se transformaron en oportunidad de replantear los caminos y conexiones en todo el territorio, la rehabilitación trajo consigo la conexión de los principales productores y distribuidores del país.

 

Entre las últimas transformaciones que impactaron al sector ferroviario se encuentran la consolidación de  Ferrocarriles Nacionales de México, que llevó nuevamente el resplandor de las máquinas al norte, donde se produjo el mayor auge de este transporte.

 

Actualmente nuestro país sigue manteniendo vivo  al ferrocarril, máquinas como “La bestia” o “El Chepe”  ofrecen servicios turísticos y  mercantiles, las vías que se construyeron en el México del desarrollo y revolucionario nos recuerdan la importancia de este objeto, que en una metáfora las consideramos como las venas de nuestro país.

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