La Revolución Sexual
La invención de la penicilina logró la curación de las enfermedades venéreas más comunes: la sífilis y la gonorrea. Y la aparición de los anticonceptivos logró que las personas tuvieran mayor control de su vida sexual. Estos dos inventos permitieron –al final de la Segunda Guerra Mundial– que las relaciones eróticas se transformaran por completo: las mujeres podían gozar de su vida sin que los embarazos determinaran su futuro. Algunas de sus consecuencias fueron: la igualdad de los sexos, el amor libre, el nudismo como movimiento social, las nuevas formas de familia. Muchos activistas reconocieron al filósofo Herbert Marcuse como su inspiración, lo que le valió que el gobierno de los Estados Unidos lo nombrara “Enemigo Público Número 1”. Marcuse era espiado hasta por su sirvienta… Sin embargo, él siempre dijo que la liberación sexual sin libertad política no era más que un espejismo.