La cuarentena ha sido una etapa de romper con nuestras rutinas para encerrarnos a algo aún más repetitivo. La máquina de rasurar, que antes de la cuarentena servía para mantener la barba exactamente igual todo el tiempo, ha tenido una nueva función en el confinamiento. Lo repetitivo ha sido cansado, y la máquina ha permitido jugar con la imagen cada semana, pasando de cola de caballo, a pelo corto, a un mohawk y hasta rapado a coco. Divertirnos en familia con cada imagen y sentir que aún tenemos control sobre qué tan interesante y divertida puede ser nuestra vida ha sido un gran descubrimiento.

 

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