Tengo tres meses en confinamiento, sí desde marzo!!!!!

Lo confieso al principio no fue nada fácil, estaba súper estresada, enojada, agobiada y trepaba paredes.

Pero en la tercera semana me tocó perder el chinchampu y me tocó ir al súper. Ya con toda la resignación del mundo me dirigí a mi autoservicio favorito y justo de camino para allá, pensaba en qué necesitaba para poder hacer más llevadera mi estancia en casa. Obvio lo primero de mi lista fue comida (mucha comida) y necesitaba una mesa para cama, porque yo trabajo desde casa y doy clases por la mañana, muy temprano, así que dije ok, algo que me ayude a tener la compu y mi café en la mañana. Y justo pensé en esta mesa (ya había tenido una) así que sin pensarlo la busque la encontré y me llevé.

Ya en casa, yo súper feliz. Al otro día la puse en mi cama y tanto mis alumnos como yo disfrutamos la clase de las 7am. Ahora “ella” y yo somos inseparables. Tan amigas somos que no sólo sostiene mi compu, sino mi comida, mi café, las chelas (claro para las video llamadas con mis amigos) y hasta los Kleenex por eso de las pelis y las historias tristes que veo o escucho.

Se ha convertido literal en mi apoyo!!!!! En cualquier momento del día y para cualquier actividad que pueda tener (clases, terapia, escribir y a veces hasta comer). Hasta mi piojo (perro) la disfruta ya que de ahí puede secuestrar las galletas o las papas, creo que también es cómplice de mi perro.

X