En los últimos treinta años, la operación de las casillas y el cómputo de los votos ha pasado del control absoluto del gobierno, a manos de los ciudadanos.
Urnas, mamparas, listas de electores, líquido indeleble, marcadores de voto, boletas, actas y todo el material utilizado en las casillas a la hora del voto.
Hasta la segunda década del siglo XX, aún los países supuestamente democráticos excluían a la mitad del mundo de sus sistemas de representación política.