¿Una boliadita patrón?
Seguramente esta pregunta te es familiar o incluso haz dado un sí como respuesta. Para conocer sobre esta brillante historia te compartimos su origen con más de un siglo de existencia a pesar que últimamente es poco recurrente ver a los lustradores de zapatos.
Este oficio ambulante lo podemos encontrar en algunas de las principales avenidas como Reforma, Insurgentes y Revolución, también por las calles de los centros históricos de todas las ciudades del país, así como en sus distintas plazas y parques es donde se llega a ver a los boleros, un trabajo que tiende a desaparecer.
El bolero en México tiene sus inicios a partir de la Revolución de 1910 y la afluencia de migrantes al país en búsqueda de trabajo —para ser exactos entre los años 30 y 40 —. La palabra Bolero surge de la frase “Darle Bola” o brillo a los zapatos. Principalmente quien utiliza este servicio son las personas que quieren que su calzado sea cuidado por un profesional.
La profesión fue tan importante en la Ciudad de México —que durante la presidencia de Lázaro Cárdenas— en 1936 se fundó la UACDF, Unión de Aseadores de Calzado del entonces Distrito Federal, quien tenía la tarea de otorgar permiso a los boleros para poder laborar en la vía pública y anualmente brindarles un apoyo.
El darle bola a los zapatos es todo un arte, ya que si uno lo intenta hacer en casa, no quedará para nada igual. Primero se limpian los zapatos cepillándolos para luego aplicarles un jabón especial de acuerdo al tipo de material que estén hechos los zapatos. Se les aplica una grasa para que queden brillosos, al final se les pasa un trapo con el que se lustran dándole fuerza de un lado a otro. Hay quienes incluso aplican algunas tintas si el calzado está un poco desgastado, los colores más comunes son el negro y el café.
En México se tienen connotaciones muy puntuales sobre este oficio, como la película: El Bolero de Raquel con el Sr. Mario Moreno “Cantinflas”. Y si entramos en cuestiones de Marketing: los productos “El OSO” son muy significativos.
A pesar de tener un apoyo por parte del gobierno y que muchos ciudadanos aun requieren de este servicio ya no es tan común verles, esto por algunos cambios que han surgido a lo largo de las modas, las dificultades económicas e incluso la reciente pandemia por COVID 19.
Cabe resaltar que el oficio ha persistido a pesar que su pago llega a ser bajo, pero mientras se tengan zapatos que lustrar, los boleros seguirán existiendo.