Reglas y representaciones en la Lucha Libre

Reglas y representaciones en la Lucha Libre

El ejercicio de la Lucha Libre está regido por una serie de reglas y rituales, y una función consta de varias etapas: la preparación de los luchadores en los vestidores, la presentación de las peleas por los anunciadores, la subida al ring de los luchadores, el combate y la derrota. Estas etapas se presentan como parte de una narrativa melodramática. La veracidad de la Lucha Libre siempre ha sido cuestionada, entre los límites del espectáculo, el deporte y el ritual colectivo. Los movimientos dentro del ring adquieren una dimensión dramática, los golpes vuelos y caídas se encuentran maximizados, para provocar reacciones sensoriales en el público. Los objetos que representan las victorias en los combates, aparecen como testigos de la tragedia: máscaras arrancadas del rostro, cabelleras cortadas de tajo, identidades reveladas violentamente.

En una función de Lucha Libre importa igual lo que pasa arriba del ring como lo que pasa abajo, la arena se convierte en un espacio de liberación, donde tanto luchadores como espectadores experimentan los límites de la transgresión. Estos elementos se conjugan para crear una experiencia colectiva y catártica en donde se liberan sensaciones, tensiones, agresiones acumuladas.

El cuadrilátero se encuentra altamente reglamentado con sus propias dinámicas y códigos de honor: el juego limpio, no luchar abajo del ring, la rendición por sumisión o plancha, entre muchas otras. Los participantes de la Lucha Libre, luchadores, réferis y público, activan este sistema de juego y las representaciones que ahí se producen participan en la dinámica de la sumisión y rebelión de las reglas. Se genera una dinámica entre lo permitido, la infracción y las pulsiones del público. Los bandos tradicionales en las representaciones luchísticas corresponden a arquetipos tradicionales: bueno – malo, santo – demonio, legal – ilegal, rudo – técnico. Lo interesante es que estos arquetipos no siempre reflejan el apoyo o la admiración del público, su reacciones de apoyo o protesta (gritos, rechiflas, aplausos) develan sus distintas moralidades: los buenos pueden ser malos, y los rudos buenos.

La figura del réferi se presenta como la del mediador entre los bandos y guardián de los reglamentos, sin embargo es también un factor que puede intervenir en el desarrollo de la lucha: puede ser corrupto y subvertir las normas del juego, dejando de ser una figura pasiva, de la misma forma que los espectadores definen las acciones que suceden en el ring.

Los reglas que rigen al cuadrilátero sonde común acuerdo, el fin último de la Lucha Libre es la canalización de la violencia colectiva, el ser un espacio de desfogue y de provocar experiencias placenteras que reafirman la identidad colectiva

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