Tú has sido mi compañera en este confinamiento. Gracias a ti he podido tener un panorama más allá del encierro, me has permitido visualizar el vuelo de las aves, las gotas de lluvia y los relámpagos brillando en el cielo, incluso uno que otro incendio allá en el cerro. He podido conocer nuevas personas y entender más sus estilos de vida. He descubierto los amaneceres y atardeceres más hermosos sentada a tu lado. Y lo mejor de todo, es que a mi bebé le enseñé la gran paz y alegría que siento cada vez que miro a través de ti; y ahora, como si estuviéramos en una película de 4D, ambos disfrutamos del enorme placer de tener otra óptica de la vida, llena de colores, percibiendo el viento en el rostro, y oliendo el fresco aroma del pasto y pavimento mojados. Definitivamente tú has sido la mejor aliada en estos momentos duros, gracias por ayudarnos a entender que la experiencia se vive dependiendo del cristal con que se mire. Muchas gracias a ti, mi querida ventana.

 

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