Por años me ha acompañado al que siempre le he denominado “mi pizarroncito de los deseos”, ya que cada vez que escribo algo en él, mi deseo se hace realidad.
Tiempo atrás me mudé de ciudad y el pizarroncito ha seguido acompañándome a lo largo de este camino, pero después de mucho tiempo de haberlo dejarlo en blanco, no por olvido sino por no encontrar algún sueño verdaderamente anhelado, luego de leer algunos libros de agradecimiento y gratitud, escuchar audios propositivos y ver videos aspiracionales durante esta cuarentena, un día volteé a ver mi pizarroncito y vino a mi esa necesidad de plasmar en él lo que en ese momento sabía era importante se me hiciera realidad.
Así fue como recordé nuevamente aquella sensación de felicidad que me inundaba cuando escribía mis más queridos sueños ahora ya cumplidos y por supuesto agradecida por ello. Creo que si no hubiera sido por este tiempo que
tengo para enfocarme más en mi y olvidarme de la rutina diaria, hubiera tardado un poco más en darme cuenta del valor que tengo para atraer lo que anhelo.