Nunca había vivido con nadie. A raíz de la pandemia, mi novio se mudó conmigo. Esto ha traído consigo incontables consecuencias, subjetivas y objetuales: entre ellas, el arribo de cosas antes desconocidas a mi hogar. Por ejemplo: antes yo sólo tenía un cepillo para el cabello, y ahora viven aquí otro cepillo y peines para barba (a veces me los encuentro en el baño, a veces en el escritorio, a veces en la cama; el desorden, por cierto, también es mi nuevo inquilino)…

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