El experimentar semanas en confinamiento, sin asistir a eventos o convivir con amistades, llega un momento, que uno puede decaer por diversos motivos, uno de mis hobbies es la cocina, al estar un tiempo cerrados o restringidos las opciones culinarias fuera de casa, hizo que como muchos tener que cocinar diario, convirtiéndolo en un fastidio en ocasiones, ese uso excesivo provocó algunas bajas en los utensilios de cocina, para remediar eso he recurrido a googlear algunas recetas y en otras veces a jugar con estos utensilios caseros, como si fuesen piezas de lego, imaginando una ciudad futurista, muy colorida, valorando más cada objeto y haciéndome consciente de cada movimiento mientras los uso, de los sonidos, del tiempo, ahora el café en la mañana y la pasta no saben igual, aprecio aún tener víveres para usarlos, se ha convertido en mi ciudad imaginaria, donde encuentro un respiro.

 

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