Mi chancla y yo hemos corrido grandes aventuras, como la vez q me ayudaron a no caerme mientras bajaba corriendo la escalera para alcanzar al bolillero, o mejor aún, ahora con las lluvias, lo fuerte que fueron para no deslizarse mientras subía a la azotea a bajar la ropa. Cómo olvidar que cada mañana mientras me baño mi chancla se ancla al piso evitando que me caiga, lo peor fue el miedo que sentí cuando fuimos a la playa y el mar se la llevo; sentí que no la recuperaba, y ahora henos aquí juntas Mi chancla y yo.