Éstos tenis fueron mi refugio, bordé, bordé y bordé hasta que no tuve más hilo.

Yo ahí sentada, unas veces con temor, otras con tristeza, otras con esperanza, pero las más con una gran incertidumbre. Bordando y bordando…

No sé si los voy a usar, pero fueron mi compañía durante gran parte del confinamiento. Hoy ya no tengo hilos, pero aún sigo aquí con miedo, enojo, desilusión, esperanza, desesperación, calma, tristeza y también alegre por estar viva.

Ya no bordo, solo espero.

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