Puse este bebedero en mi jardín con pocas esperanzas de que los colibrís vinieran, fue una gran sorpresa para mi ver que al segundo día llegó uno y a los pocos días vino con amigos.
Desde entonces vienen tres de ellos, me gusta pensar que siempre son los mismos y que ya somos familia.
Durante el día, vienen y danzan alrededor del bebedero para después reposar entre las ramas, yo disfruto su ritual contemplándolos desde la ventana, tan plácidos, tan libres.. llenos de color. Sin duda, ese momento, es mi mejor momento del día.