Cuando no había cuarentena salía a pasear por la colonia con mi familia todos los días a las 6. Con el confinamiento ya no pude salir porque en mi familia hay una persona de alto riesgo. Como soy muy joven siento ganas de moverme y correr. Sin poder salir me entretenía ladrándoles a todos los aviones que pasaban en la noche y no dejaba dormir a nadie. Un día a mi mamá se le ocurrió amarrar a una cuerda mi chuleta de juguete que estaba arrumbada. Se subió a la terraza y comenzó a columpiarla. ¡Fue muy divertido! Yo la persigo corriendo y la atrapó en el aire. Todos los días a las seis jugamos a la chuleta mi mamá y yo. A ella le gusta porque mira el atardecer y dice que mis saltos son espectaculares. Está chuleta ha cambiado mi cuarentena y ahora duermo, dejó dormir y me siento muy bien.