En 2007 o 2008, cuando tenía como 12 años mi padre me regalo la Nintendo Wii. La compramos de una tienda local cuando vivíamos en Torreón Coahuila. Fui creciendo y seguía jugando los juegos que marcaron preadolescencia y adolescencia como el primer día. La tecnología siguió avanzando y nuevas historias se iban contando en el metaverso videojugabilistico, en las que la Wii ya no figuraba. Antes de la cuarentena, compre algunas películas en DVD y llegando a casa me di cuenta que mi reproductor de DVDs ya no funcionaba y el de mi laptop lleva más de un año sin funcionar. Como actualmente no tengo un empleo estable decidí reincorporar a la Wii. El hackeo fue sencillo con unas descargas, una USB y una SD viejas pude ver mis películas y volver a jugar los títulos, que ahora más que nunca, me hacen recordar la tranquilidad de mi infancia.