Luchadoras

Luchadoras

El mexicano tiene la idea de que la mujer siempre va ser débil, que no tendrá ni voz ni voto, y que no podrá superar a un hombre, lo que es una gran mentira, porque la mujer también es fuerte y tiene la preparación adecuada. Miss Janeth, luchadora.

 


Los primeros programas que incluían luchadoras aparecen en los años treinta, presentando luchadoras estadounidenses. La prens

a de la época resaltaba las cualidades femeninas de las luchadoras, en especial su belleza y gracia, exaltando, a la hora del combate, sus cualidades guerreras como la fiereza y rudeza.

Las primeras luchadoras mexicanas aparecieron a principios de los años cincuenta y eran presentadas como teloneras de los programas masculinos. Una de las primeras luchadoras mexicanas fue “La Dama Enmascarada” la cual compartía cartel con el Santo y Gori Guerrero. En esta época también surgieron luchadoras como Irma González y Chabela Romero, en quienes encontramos a las primeras gladiadoras con una fuerte personalidad y una excelente técnica. La figura de la luchadora presenta una visión empoderada de la mujer, que confronta los valores arquetípicos de la mujer Mexicana. La figura de la luchadora que rompe estos estereotipos resulta controversial, lo que provocó su marginalización: en 1955 se estableció un veto no oficial a las luchas femeninas en la Ciudad de México, el cual duraría hasta 1987, relegando las apariciones de las luchadoras a arenas de los estados de la República.

En las décadas de los setenta y ochenta, surgieron muchas luchadoras, algunas con carreras fugaces como la Gata Negra o La Mujer Maravilla y otras más permanentes como Lola González, la Briosa o la Pantera Sureña. A diferencia de las luchadoras norteamericanas, las luchadoras mexicanas han evitado las actitudes sexualmente provocadoras, exacerbando su habilidad deportiva y dando mucho valor a su autonomía.

La figura de la luchadora ruda es la más transgresora de todas, pues rompe con los esquemas de feminidad tradicionales, alejándose de la pasividad, lo cual brinda a las espectadoras una ventana para sus fantasías de liberación. La imagen de las luchadoras como mujeres que trabajan duro, que se abren un camino en un mundo masculino es importante para el público femenino. La luchadora se entiende como una imagen posible, como una figura poderosa que construye su realidad.

 

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