Los pigmentos y la tradición

Los pigmentos y la tradición

El éxito de la Exposición Nacional de Artes Populares de 1921 trajo consigo una revaloración, simbólica y comercial, de estilos y objetos asociados con lo primitivo. Gerardo Murillo, Dr Atl afirmaba en el prólogo de la segunda edición del libro de la muestra lo siguiente: “Hoy muchas pequeñas industrias han alcanzado un considerable desarrollo. Los fabricantes de loza en Tonalá y en los valles de Teotihuacán, de Puebla y de Oaxaca, han aumentado visiblemente sus entradas. Ellos me han afirmado que su situación es hoy mucho mejor que hace un año”. Y comentaba que la muestra había traído un nuevo estilo que incluía ya, este arte nacional como herramienta de decoración y bandera de distinción. “Hoy en día las gentes de buen gusto arreglan sus casas, un salón, una biblioteca, un saloncito de fumar “al estilo de la Exposición”. Así, esta moda, obligó a revalorar no sólo los objetos, sino que también ejerció una fuerte influencia para que se rescatara la tradición de los pigmentos naturales que, en México, se utilizaban desde la era precolombina.

Fue así que una gama de colores extraídos de plantas, fibras y animales, se desplegó y pronto comenzaron a ser utilizados en toda clase de objetos y obras, lo que otorgó un nuevo abanico cromático más brillante y colorido.

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