Escucha al corazón: un radio para compartir canciones que se sintonizaban en ese momento

Escucha al corazón

Por si se lo perdieron, les compartimos uno de los objetos que desmontamos de la primera tanda de nuestra exposición El Museo de las Relaciones Rotas.

 

Radio de labios

Junio 2010 a marzo 2012

México, Estado de México

“Escucha al corazón”. Así titularía este objeto. Nos encontramos en la universidad y sin darme cuenta (como ocurre muchas veces en el amor) quedé enamorado de ella, aquella mujer! Sí, anteriormente ya me había gustado alguien, ya me había enamorado, ya había sentido todos los signos y síntomas de cuando alguien se enamora (mariposas, nervios, sudor de manos y un largo, etc.). Sin embargo, dicen por ahí que en la vida de las personas siempre está el primer amor, el/la que pudo ser, EL AMOR DE TU VIDA y con quien te casas. Sin duda ella fue el amor de mi vida, compartimos tantas cosas en tan poco tiempo. Recuerdo que éramos tan distintos, ella me cambió (para bien) en muchos aspectos de mi vida. Le agradezco tanto, recuerdo que en los primeros meses cuando hablábamos por teléfono interminables horas en la madrugada que parecían solo unos minutos, ella me preguntaba si escuchaba el radio (yo jamás lo escuchaba, en cambio ella todo el tiempo) o si tenía alguno cerca. Me recomendaba canciones, me decía que escuchara tal o cual o que en ese momento sintonizara alguna estación de radio en especial.

Eran tan especiales esos momentos que aunque simples, increíbles. Ella enfermó terriblemente durante un tiempo, el mismo que más cerca estuve de ella. Era una impotencia verla mal, el no poder hacer nada para quitarle ese mal. Hubiera dado la vida si eso la ponía mejor, era algo devastador. Incluso llegué a rogarle a una fuerza superior (Dios) para que la ayudara a cambio de lo que fuera, una especie de trato. Un tiempo después, como la forma más casual de que dos personas van a comer a una fonda, encontramos un tratamiento. Ella ahora está bien, atrás quedaron los tiempo en los que incluso abrir una botella de refresco era imposible, donde incluso acostada había dolor. Quizá esa “fuerza superior” hizo el trato. Si el costo de curarla fue estar sin ella pero verla bien y feliz, que te vaya bien y si alguna vez por alguna razón estás leyendo esto, si es tu radio y si mi corazón siempre fue y será tuyo, buena suerte y adelante :).

En fin, pasó el tiempo y justo el mes en el que rompimos (el mes de mi cumpleaños), aquella mujer me regaló este radio para que siempre tuviera donde escuchar la radio. Después de mucho dolor, es verdad, el tiempo lo cura todo. Ahora mi herida de muerte a cicatrizado esperando algún día volver a amar con la misma intensidad que algún día llegué a sentir.

 

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