Lucha Libre y cultura visual mexicana

Lucha Libre y cultura visual mexicana

 

“(…) la cultura popular ofrece la posibilidad de la risa colectiva, la cual, por su parte, alberga un momento utópico de libertad y de supresión de todos los miedos.”  Janina Möbius

Desde su introducción a México a principios del siglo XX, la Lucha Libre ha configurado sus propios rituales e imaginarios. Ha ampliado y renovado sus formas de producción estética conforme a las tecnologías disponibles, enriqueciendo el imaginario colectivo mexicano. Esto ha derivado en la conformación de nuevas estrategias visuales y formas de representación más complejas, desde la apariencia de los luchadores, los medios de difusión, y la misma presentación de sus funciones.

El periodo de 1940 hasta 1970 es considerado como la época de oro de la Lucha Libre mexicana, periodo que coincide con el florecimiento de otras industrias culturales, como la industria musical presente en la radio,  el cine y los inicios de las transmisiones televisivas. En este periodo surgen los símbolos y lenguajes  que definirán los imaginarios de la Lucha Libre durante el resto del siglo; personajes, apariencia, empresas, espacios y producciones audiovisuales, principalmente el cine de luchadores.

Es durante este periodo donde el luchador se establece como figura mediática diversa, es deportista, actor y performer. Es en este momento cuando encontramos elementos de la identidad mexicana presentes en esta disciplina: espiritualidad, burla, erotismo y tragedia. La Lucha Libre se convierte en una construcción simbólica que presenta distintas pulsiones de lo mexicano y las devuelve en sus imaginarios, los cuales han servido de inspiración para productores visuales muy diversos: artesanos, cineastas, fotógrafos y artistas.

Si el arte es una representación de la vida y la Lucha Libre se nutre de las mismas visualidades, no es extraño que artistas de diferentes disciplinas recurran al deporte – espectáculo como una fuente de inspiración y tema recurrente de su producción. Así mismo, el diseño contemporáneo toma mucho de la estética luchística para sacar nuevas propuestas, que ante los ojos del gremio, podrán aparentar novedad, pero han estado en la cultura popular por casi un siglo.

Una de las finalidades de la exposición “La Lucha Libre de todos los días”, es mostrar el amplio espectro de producción cultural que representa esta disciplina y cómo éste va generando redes de producción e interpretación que derivan un diseño y arte muy interesante.

 

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