¡Dale grasa!

¡Dale grasa!

Zapatitos blancos, zapatito azul, no importa de qué color sean, lo importante es siempre traerlos limpios, hoy en día existe una gran gama de productos para mantener bien lustrado nuestro calzado, pero, no siempre fue así, pues en un principio se usaban productos naturales tales como grasas de animales, lo que conocemos como sebo, este podría ser obtenido igual de buey o ternera, principalmente localizado en el lomo o los riñones de estos animales.

Esto cambiaria a principios del siglo XX cuando se sustituyeron esos sebos para darle paso a ingredientes naturales y sintéticos que daban un mayor resultado, entre estas sustancias se encontraban la nafta, tintes, gomas, trementina y betún.

Hablemos del betún, quizá escuchaste a tu papa o abuelo hablar del betún, para darle grasa a sus zapatos, bueno pues sí, con este elemento se acostumbraba a bolear, ya que los dotaba de un brillo sin igual, pero, este elemento fue sustituido, ya que era altamente nocivo para la salud. El betún esta compuesto de azufre, metales altamente pesados, plomo, cromo, mercurio, vanadio, níquel, arsénico, entre otras sustancias toxicas, lo cual lo hizo difícil de manejar, hasta que llegaron las nuevas grasas.

Ahora bien ¿Quién se encargó de mantener limpio el calzado de los mexicanos?  Un oso, esa es la respuesta correcta, y no nos referimos a un animal, nos referimos a la empresa número uno en productos de limpieza de calzado en México, su dueño Prisciliano Pérez Buenrostro, fundó en 1918 la empresa el oso, aunque formalmente quedo constituida hasta 1922.

Prisciliano Pérez llegó a México procedente de Querétaro, en sus inicios trabajo como fotógrafo en la ciudad, específicamente en el zoológico de Chapultepec, donde fue testigo de la llegada del primer oso polar a la ciudad, de ahí se inspiró para crear su marca, desde entonces ese oso se puede ver en todos sus productos.

Y como toda historia de éxito, antes de limpiar los zapatos, Prisciliano Pérez, paso momentos difíciles, cuando al término de la Revolución, vivió dos intentos de fusilamiento, del primero se salvó después de que un soldado amigo suyo lo reconociera y lo mandara a su casa, para el segundo tuvo que esconderse en unos ataúdes, junto a algunos villistas que también se escondían para no ser ejecutados.

Regresemos a la tinta, seguramente conoces a algún bolero y no nos referimos a ningún músico, nos referimos a la profesión de lustrar los zapatos, este trabajo comenzó en los salones de baile, su auge se da en los años cuarenta, cuando los hombres buscaban estar súper presentables, pues se dice que las mujeres, solían salir solo con hombres que cumplieran con una imagen impecable.

Ahora que sabes esto, a darle grasa, aunque sean tenis. 

 

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