El Balón
El origen del balón se remonta a tiempos muy antiguos, prácticamente desde que el ser humano comenzó a experimentar sus primeras manifestaciones de esparcimiento colectivo. Su evolución, desde entonces, ha ido de la mano del desarrollo de las civilizaciones y sus respectivos progresos tecnológicos. En la antigua China, por ejemplo, se utilizaba una pelota de cuero rellena de cuerdas, mientras que entre griegos y romanos se empleaba una vejiga de cerdo inflada. Ya en el siglo VIII, en Europa, los balones adquirieron una apariencia similar a la que se conoce actualmente, aunque su elaboración era muy rudimentaria.
A partir del siglo XIX la fabricación en serie dio paso a la utilización de nuevos materiales para reducir el peso de los esféricos. También se estableció la medida oficial para la circunferencia entre 68.6 y 71.1 cms., la cual permanece vigente hasta el día de hoy. Tras fundarse la liga inglesa, en 1888, surgieron las primeras compañías productoras de balones de futbol en masa, iniciando con ello una tradición que se extendería rápidamente a otros países.
En México, los primeros balones reglamentarios llegaron en los albores del siglo XX, gracias a la iniciativa del inglés Robert J. Blackmore, quien fuera jugador del Reforma Athletic Club, y a quien también se le atribuye haber traído el primer reglamento. Conforme los años transcurrieron, algunos pequeños fabricantes mexicanos adoptaron la tecnología para comenzar a proveer a las diferentes ligas y equipos que habían surgido en el país, dando inicio a una costumbre que hasta la fecha se conserva. Tanto en la época amateur de nuestro futbol (1902-1942), como en la era profesional (1943-2017), los balones que se han utilizado han sido en su mayoría de fabricación nacional, con marcas tan emblemáticas como Colmenero, Estrella Super Crack, Garcís y Voit, entre muchas otras. Actualmente, el balón que se utiliza en la liga profesional de futbol pesa 420 gramos.