Cocina y Género
Tradicionalmente la cocina en el entorno doméstico ha sido un espacio femenino, un enclave desde dónde la mujer demuestra su mando en el hogar. Tras los fogones, ella toma las decisiones de la alimentación familiar, la organización del hogar y las fechas especiales. Ella planea y distribuye la cocina a su manera y es así como logra hacer el espacio suyo: una recodo de independencia. Los avances tecnológicos permitieron ahorro de tiempo y así la mujer fue capaz de tener más libertad y espacio para pensar y dedicarse a otros menesteres. La cocina entonces ha tenido un doble significado: es aquel lugar donde el sexo femenino se somete a las necesidades de la familia, pero también donde se libera y se independiza.
Al contrario, la cocina pública, aquella de los grandes comedores o restaurantes ha estado tradicionalmente dirigida por hombres. Mientras la mujer es la guarda del espacio privado, el hombre es la cara pública encargada de dar de comer a la multitud.