Cuando regularmente se trabaja desde casa, de alguna manera ya se vive cierto grado de confinamiento, pero no es lo mismo si es de forma generalizada y con las dimensiones que nos tocó presenciar. Una forma de lidiar con el encierro -y darle buen uso al extra tiempo disponible- es la creación artística: no es necesario ser un experto en técnicas, materiales e instrumentos, basta con la disposición de querer crear algo con lo que tenemos a la mano. El acto de crear es enriquecedor en sí mismo y puede ser de gran ayuda para superar momentos como el presente.

El objeto del confinamiento que presento es una escultura de concreto (mezcla de cemento, arena y agua); desde hace algún tiempo he realizado pequeñas esculturas de concreto, explorando el uso de moldes no convencionales (partes recicladas de empaques de productos diversos; en este caso el molde era de un juego de marcadores permanentes). El ritmo circular de los elementos es muy interesante: puede ser el iris de un ojo, una flor, o tal vez mecánico: la rueda de una bicicleta, un engranaje, la turbina de un avión o algo más abstracto: un sol brillando.

Me gustó el resultado, aunque ya se rompió de algunas partes y tiene otras fallas, sigo aprendiendo del material y del proceso.

¡Saludos!

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