Mi familia y yo disfrutamos mucho de los juegos de mesa, y quisimos probar este juego que de pronto se hizo muy famoso por jugarse en línea. Improvisando con una impresión y algunos botones pintados de colores hicimos nuestro propio tablero de parchís. El convencer a mis papás de que debían comerse las fichas de los otros fue complicado, ya que nunca lo querían hacer, pero después de varios juegos terminamos disfrutándolo todos, incluso mi papá que al inicio no quería jugar.

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