Cilindros de fonógrafo
Los cilindros, al ser el primer método de grabación sonora, fueron muy populares. Comenzaron en 1888 y dejaron de producirlos en 1929, cuando los discos de gramófono (discos de pasta, parecidos a los vinilos de hoy en día) acapararon el mercado. Sin embargo, su popularidad fue más corta; para 1915 empezaron a desaparecer.
Los primeros, inventados por Thomas Alba Edison, estaban hechos de cera. Su función principal era para grabar mensajes. Estos servían unas varias decenas de veces y después el sonido se perdía. Uno podía ir con su proveedor por un descuento en cilindros nuevos si el viejo era donado para que se puliera y pudiera ser grabado nuevamente. Después Charles Tainer en 1890 patentó los cilindros de Carnaúba, que duraban mucho más. En ese mismo año se estandarizó el tamaño de los cilindros, que tenían todos dos minutos de duración, cuantificados con 100 TPI (threads-per-inch por sus siglas en inglés)
Una de las ventajas de éste método de compilación de datos sonoros, es que no sólo se puede escuchar una grabación sino que uno puede grabar con girar el torno (llamado mandril) en sentido opuesto, y utilizando el amplificador como micrófono mecánico. Esto permitió que no sólo se utilizaran para música, sino para cuentos, novelas, y cursos de idiomas
Cilindro Edison Amberol (1908-1912)
Edison Creó este cilindro que reproducía grabaciones del doble de tiempo que el anterior, es decir 4 minutos o 200 TPI. Esto se logró gracias a la duplicación de las ranuras o cercos en los que se graba el sonido. Para diferenciarlos de su modelo anterior, todos los cilindros Amberol fueron marcados por un 4M.
Estos cilindros no sólo innovaron el sistema de grabación sino que vinieron a sustituir a los anteriores. Por esta razón, las reproducciones anteriores a 1908 tuvieron que grabarse nuevamente. La mayoría de ellas incluyó una extensión instrumental aquí y allá, repitió el coro, y buscó recursos fáciles y rápidos para que las canciones y demás grabaciones se acoplaran al tiempo requerido.
Cilindro Edison Gold-Moulded (1902-1912)
Creados para el mejoramiento de los cilindros de cera. Uno de los inconvenientes del antecesor del “gold” (nombre con el que se conoció popularmente) era que no eran reproducibles en masa, sino que se tenía que grabar una y otra vez la misma pista, una para cada cilindro.
El “gold” ya tiene la capacidad de reproducirse en masa pues los surcos del disco se crean al meter el cilindro virgen en un molde de metal que tiene incrustaciones. En este caso éstas son de oro, de ahí el nombre del cilindro. Al calentarse el molde, se suaviza la cera y se marcan las ranuras. Gracias a este sistema todas las grabaciones de una misma pista son iguales. En esta etapa se estandarizó la velocidad de reproducción a 160 RPM.
Cilindro Columbia Phonograph Company (ca. 1900)
Se puede rastrear la historia de esta marca de cilindros desde 1890, cuando empezaron a distribuir los de cera. Lo primero que se grabó fueron bandas marciales. Segregaron la música popular de la culta y cada vez que un artista perdía en ventas, se sustituía por uno nuevo sin dejar registro del anterior.
En 1902 empezaron a producir los cilindros de molde de oro. De echo, no está claro si fue Columbia o Edison el creador de esta tecnología. El mercado fue muy competitivo (sobretodo porque no existían los contratos de exclusividad con los artistas y muchos grababan en ambas compañías) hasta 1909, cuando el disco hizo que el cilindro empezara a volverse obsoleto. En este tiempo lograron añadir un minuto más al tiempo de duración.
Grand Opera Amberol (ca. 1910)
Cilindros Edison con gran variedad de cantatas de ópera. Empezaron con cilindros de molde de oro de dos minutos (Grand Opera Cilindres) y después se volvieron de amberol, que duraban 4 minutos. Se hicieron al mismo tiempo que los de molde de oro, la diferencia es el género musical que posee cada uno.
Edison Blue Amberol (1912-1929)
Este cilindro fue el último en la línea de producción de Edison. Once años antes, la tecnología ya había rebasado la idea del amberol. Albany y Lambert Co. vendían cilindros de celulosa desde 1907 y 1901 respectivamente. A estos otros los llamaban cilindros indestructibles, aunque esa era su única cualidad: se encogían y deformaban el sonido enormemente, lo que los convertía en los peores desde los primeros cilindros de cera.
Otro de los problemas era que el formato de disco ya había aparecido en el mercado (Columbia había dejado de producir cilindros para hacer discos en 1912), haciéndole fuerte competencia al cilindro. Para esto, a la par que se publicaban cilindros, se encontraban las mismas canciones en formato disco. De esta forma se fue perdiendo poco a poco el uso del cilindro, y no abruptamente.
Estos cilindros tuvieron gran éxito en el extranjero, para lo cual se hacían grabaciones especializadas para cada región. México tenía la suya propia.
Cortina language recording
La primera vez que se utilizó un cilindro para una clase de idiomas fue en el Collage of Milwakee. La ventaja es que los alumnos escuchaban el idioma de voces de nativos –recordemos que se podía grabar sobre los cilindros moviendo en sentido contrario la manija del fonógrafo y hablando por el amplificador del mismo-, lo que hace que se desarrollen mejor el oído y el habla .
Rafael Díez de la Cortina entendió las ventajas de este método y abrió una escuela de idiomas con fonógrafo en 1882 en la ciudad de Nueva York. El primer cilindro que comercializó fue “Spanish in 20 lessons”. Mandó cilindros a México, ahí fueron grabados para después ser devueltos a Nueva York y ser usados en su escuela de idiomas
Juancho
Gracias por compartir estas investigaciones tan importantes de la historia del almacenamiento de la música.