El primero de enero de este año, regresé a mi estado natal, Puebla. Después de trabajar por casi dos años en Quintana Roo y con las ilusiones cargadas de valerme por mi cuenta, renté por tres meses en otra sección del estado y los fines de semana visitaba a mis padres.

Ante la contingencia, ellos me dieron esta opción: “¿Por qué no vuelves a casa y pasas la cuarentena aquí? Este lugar será siempre para ti”.

El día cuatro de Abril una habitación estaba lista para mi. De a poco fui acondicionando mi espacio y al mismo tiempo recordaba y revivía momentos en compañía de mi familia. Qué oportunidad y privilegio poder meditar con tranquilidad tu vida mientras tomas rumbo en el lugar donde creciste.

Desde escuchar mis cds, vinilos, leer el vendedor más grande del mundo y el poder de su supermente, hasta tocar la guitarra, escribir mis ideas en una vieja libreta, mi laptop, mi micrófono para practicar.

Aún no sea permitido; No genero cariño por objetos en concreto, sino por el espacio donde ellos están y puedo usarlos, mi cuarto.

 

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