El Puerto de Liverpool

El Puerto de Liverpool

En 1847 Jean Baptiste Ebrard abrió el cajón de ropa El Puerto de Liverpool en el número 2 de la calle de San Bernardo, continuación de Capuchinas (hoy Venustiano Carranza). Las mercancías las importaba en embarcaciones que provenían del puerto de Liverpool, Reino Unido, de ahí el famoso nombre. A pesar de que los inicios de esta tienda coinciden con la invasión norteamericana, parece que este hecho no afectó las transacciones comerciales de entonces. Así, para 1850 había ya más de 50 exitosos negocios con un giro similar.

Hacia finales del siglo XIX se erigió un nuevo edificio para El Puerto de Liverpool —que constaba de tres pisos y buhardilla—en el mismo lugar inicial de la Calle San Bernardo. Hacia 1910 se inauguró el departamento de alfombras y tapicería y Liverpool empezó a promocionarse como un almacén de novedades.

En busca de crecimiento, sus dueños decidieron diversificar su oferta y empezaron a vender muebles y objetos de decoración para el hogar. Si bien muchos de los bienes y artículos que se ofrecían en El Puerto de Liverpool eran de importación, lo cierto es que los viajes a Europa -que entonces se hacían mayormente por barco- eran largos y azarosos, por lo que, en busca de dar mayor rotación y fluidez a sus inventarios, los comerciantes decidieron incluir muchos artículos fabricados en México, pero con apego a los estilos predominantes en el continente europeo. Los directivos de Liverpool buscaron también opciones en Estados Unidos, y en esta primera etapa ofrecían a sus clientes, una interesante selección de muebles fabricados en el país vecino. En esa época, las tiendas departamentales significaban una provechosa opción para la nueva sociedad mexicana, pues daban acceso, en un mismo sitio, a cientos de productos tanto para el uso y arreglo personal como para la decoración del hogar.

El siglo XX llegó, y con él la modernización del comercio y sus espacios. Así, el 12 de agosto de 1936, Liverpool inauguró una nueva tienda de seis pisos, un sótano, y las primeras escaleras eléctricas en México, que cumplía cabalmente, tanto con sus propias necesidades de exposición y venta, como con los requerimientos de una sociedad mexicana que se estaba modernizando.

La pujanza económica del país durante las décadas de los cuarenta y cincuenta benefició a Liverpool, que poco a poco fue modificando los hábitos de consumo de un amplio sector de la sociedad mexicana. Nuevos y variados productos –lo mismo nacionales que extranjeros- se integraron al surtido de la tienda. Marcas que llevaban ya algún tiempo de distribuirse en México, pasaron a formar parte de los inventarios de Liverpool durante estas décadas. Tales son los casos de Singer –máquinas de coser-, Kodak –cámaras fotográficas-, Phillips –electrodomésticos, entre otros aparatos eléctricos- y H Steele –principalmente relojes, cubertería, baterías y artículos para la cocina. Así, Liverpool se convirtió en uno de los principales promotores del modernismo doméstico y del nuevo confort del que estaba ávido un creciente sector de la sociedad mexicana.

Para 1962 Liverpool decide abrir una nueva tienda en Insurgentes y Félix Cuevas, en la zona sur de la ciudad. El diseño y la construcción estuvieron a cargo de los ingenieros Adolfo y Leonardo Zeevaert, quienes también fueron autores de la Torre Latinoamericana. Tal como había sucedido en el almacén del Centro, los directivos optaron por colocar piezas de diseño distintivas en los interiores de la tienda. Así, el inmueble de Insurgentes tenía en el segundo piso una espectacular fuente azul y un enorme mundo que se encontraba en el Departamento de Niños. Estos distintivos han sido una constante en otras tiendas de la cadena, como el gran candil en forma de araña ubicado en la Planta Baja de Polanco y diseñado por Takeouchi –arquitecto japonés radicado en Estados Unidos que también estuvo a cargo del diseño de los almacenes de Polanco (1970), Satélite (1972), Perisur (1980), Coapa (1992)y Santa Fe (1993)-. De igual manera, el gran mural de la entrada de la tienda en Satélite y las escaleras eléctricas elipsoidales de Santa Fe, que fueron las primeras de este tipo en México.

Es de destacarse, la ampliación que se realizó en Liverpool de Insurgentes por el despacho Rojkind Arquitectos que fue uno de los tres ganadores de la categoría Citation de los 61 Progressive Architecture Awards, con el proyecto de un edificio con fachada formada por hexágonos de fibra de vidrio, acero, aluminio y cristal que integran una plataforma digital programable con contenido de marca, cuyo dinamismo constituye un factor de atracción. Este mismo despacho diseñó el nuevo almacén de Liverpool en el Centro Comercial Antea en Juriquilla, Querétaro, inaugurado en 2014.

El Puerto de Liverpool ha cotizado en la Bolsa de Valores desde 1965 y ha pasado de ser una sociedad anónima de capital variable a una sociedad anónima bursátil de capital variable. Está constituida como negocio en tres divisiones: la comercial, la inmobiliaria y la de crédito que son apoyadas con una división de servicios.

Liverpool ha registrado un crecimiento explosivo durante los últimos años, que se traduce en una cadena de más de 50 tiendas, de las cuales 13 se localizan en la zona metropolitana del Valle de México, 4 en la de Monterrey, 2 en la de Guadalajara, 2 en Morelia y una en cada una de las 32 principales ciudades del país.

Adaptación del texto original de la exposición Nostalgia de lo Cotidiano, del Museo del Objeto del Objeto.

 

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