El Perfume

El Perfume

El olfato es el más instintivo, el más seductor, el más insertado en la cultura y el más desarrollado de todos nuestros sentidos.

De pronto un aroma nos atrapa y nos regresa a revivir días, recuerdos o seres queridos.

La historia de la perfumería es tan antigua como la historia de la humanidad. Desde las culturas mesopotámicas, los hombres y las mujeres han considerado una necesidad usar fragancias.

Venus derramó su sangre sobre una rosa blanca tornándola roja y fue impregnada con una sublime esencia gracias a un beso de Cupido. Los griegos, en su eugenésica concepción de lo bello y armonioso, atribuían el origen de los perfumes a la condición divina. Su más trascendente aportación fue la creación de frascos que contenían los aromas y que se expresaron en diseños únicos en el arte, con motivos geométricos, animales fantásticos, escenas mitológicas o cotidianas.

En el Imperio Romano, el uso de perfumes se convirtió en abuso y exageración. Se perfumaban los palacios, los teatros, los vestidos, el vino e inclusive se dice que algún emperador llegó a perfumar sus caballos. Durante sus banquetes, Nerón ordenaba soltar pétalos de rosa y aves con las alas impregnadas con perfume.

Los integrantes de las cortes de los reyes de Francia fueron grandes consumidores de esencias. A pesar de la elegancia de sus vestidos y de sus pelucas empolvadas, el acento de los perfumes era necesario para disimular la falta de higiene y los olores de la época.

Mientras las damas se ponían sofisticados aromas en sus pelucas, Venecia y Florencia se convertían en las capitales de la perfumería, ya que, al desplazar la alquimia con el nacimiento de la química, se crearon nuevos procesos de destilación y elaboraron frascos en vidrio soplado, que se fue convirtiendo en cuarzo tallado cuando los artesanos viajaron a Alemania y Bohemia.

Napoleón Bonaparte era un gran aficionado a los aromas, y con su Imperio inició una nueva era para los perfumes. Los perfumistas pasaron de ser simples artesanos a exitosos empresarios. El perfume contiene una mezcla de sustancias aromáticas naturales o sintéticas, un disolvente sólido o líquido y un fijador, para que la esencia perdure una vez aplicada.

Hoy en día, la perfumería, en la que se combinan los aromas, el empaque y el diseño, se ha convertido en una de las industrias más dinámicas y lucrativas del mundo.

Adaptación del texto original de la exposición Nostalgia de lo Cotidiano, del Museo del Objeto del Objeto.

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