Espacios de embriaguez

Espacios de embriaguez

Durante la Colonia aparecen espacios especializados para el consumo de bebidas alcohólicas: tabernas, tendajos, tepacherías, pulquerías y vinaterías. Durante el Siglo XVII se llevó un control estricto de los espacios de ocio y recreación, a fin de evitar disturbios y revueltas que alteraran el orden público ya que el consumir alcohol era una de las pocas actividades recreativas para las clases populares mexicanas. Las bebidas que se consumían principalmente eran el pulque, el tepache, los aguardientes y los vinos españoles.

Estos espacios servían como un punto de liberación y de desfogue, mal vistos por la sociedad de la época y la recia moral católica; estuvieron siempre sujetos a restricciones, regulaciones y prohibiciones.

Alexander von Humboldt describe que en la Ciudad de México la policía enviaba carros para recoger a los borrachos de las calles “como si fueran cadáveres” obligándolos a trabajos forzados de limpia, en cuanto pasaba el efecto del alcohol. Durante el siglo XIX aparecen otro tipo de locales: los bares, cantinas y cabarets. Dirigidos a un público más pudiente y refinado, los bares promueven las bebidas mezcladas o cocktails: bebidas preparadas al momento con distintos licores, jugos, e ingredientes.

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